miércoles, 20 de julio de 2011

Cómo jugar con el gato

Mucha gente se pregunta cómo se puede jugar con un gato. Y creen que los gatos, a diferencia de los perros, no saben jugar o que no se puede jugar con ellos. Simplemente hay que entender cómo quiere jugar el gato. Dedicando algo de tiempo y comprensión, son innumerables los juegos que aprenden los gatos y lo que disfrutan jugando con sus dueños. Y los dueños con ellos. El juego básico es la caza. Y de ahí parten todas las variantes. Se puede ser cazador o cazado, se pueden perseguir presas, buscarlas, encontrarlas, traerlas, lanzarlas… El juego es muy importante para el gato. Es la única manera de que desgaste esa energía que le sobra a raudales y se mantenga sano tanto fisica como mentalmente. El juego siempre reduce el estrés y sirve de ayuda para cualquier problema de comportamiento, ya sea para elevar la autoestima de un gato miedoso, como para reducir la ansiedad de un gato excesivamente nervioso. Nombraremos ejemplos para aquellas personas que desconocen la posibilidad de jugar con su gato. Ante todo hay que tener en cuenta que si no se ha jugado nunca con el gato, no sólo es el propietario el que debe de aprender, sino también el propio gato. Hasta el gato más viejo y gordito acabará jugando con nosotros, sólo tenemos que crear un juego lo suficientemente interesante y ajustado a las necesidades de cada animal. Los gatitos pequeños juegan con TODO. Ellos solos se lo pasan fenomenal persiguiendo pelusas, pelotas y cualquier cosa con posibilidad de movimiento. Una vez que se hacen más adultos, alrededor de los 18 ó 24 meses, ya no les divierte tanto jugar solos. Necesitan un estímulo para ponerse a perseguir un objeto. En una palabra: se aburren más fácilmente, al ser conscientes de que son ellos mismos los que tienen que mover el juguete, para darle “vida”. Por lo tanto es más adecuado enseñar a nuestro gato a jugar con nosotros, desde el momento que lo adquirimos. No sólo desgastará toda la energía que le sobra, además se creará un vínculo de amistad mucho más intenso con el propietario. Mencionamos unos ejemplos, para aquellos dispuestos a divertirse con su gato (que esperamos que sean la gran mayoría):

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